LA IRA, LA DECEPCIÓN Y LA ACEPTACIÓN REALISTA
Es duro para el narcisista comprobar que todos los sueños que había construido en su interior con respecto a las posibilidades de las relaciones humanas no se acercan ni de lejos a la dolorosa realidad.
Ese recorte de expectativas produce unas emociones muy parecidas a las etapas de un duelo, donde no resulta nada fácil la renuncia de lo soñado. El paciente narcisista se encuentra en un problema de renuncia, y la peor renuncia es la de lo que nunca se tuvo.
No hay que olvidar que el narcisista basa su búsqueda del amor (de forma más o menos consciente) en el sueño de encontrar ese vínculo perfecto e idealizado. Esto le lleva a maternalizar sus relaciones de pareja.
A partir de la desilusión frente a las posibilidades del contacto con el otro, el narcisista puede ir comprendiendo que amar significa aceptar en el otro una cuota de defectuosa humanidad.
La psicoterapia es para el narcisista una segunda oportunidad donde encontrar un punto de anclaje y confianza desde donde comenzar a construir algo más sólido, libre y realista, con la ayuda de un vínculo adulto donde apoyarse.
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